Hola, ¿Cómo están?
A la fecha sé que muchos deben encontrarse en sus casas, con diferentes sentimientos en sus corazones, y sé que el temor es lo que más se repite en todos, y lo admito. Por ello tome a bien compartirles un episodio que sucedió hace más de 2 mil años.
Basado en Mateo 14:21-33 (paráfrasis):
Después de haber recogido las sobras de un gran banquete y haber despedido a la gente, Jesús ordeno a sus discípulos subieran a la barca sin él y se adelantaran a su nuevo destino. Él se quedó aún despidiendo gente y luego se fue a orar solo; como lo hacemos nosotros al finalizar el día en nuestro lugar secreto.
Mientras la barca iba mar adentro en contra del viento y con grandes olas que azotaban, por un momento los hombre en la barca vieron algo entre las olas y tuvieron miedo - una reacción común en medio de una situación difícil esperando lo peor - pero en ese momento una voz les dice "No tengan miedo" y pensaron que era un fantasma, eran las 3 de la madrugada, luego les dijo "Tengan ánimo, yo estoy aquí"; y aun si creer un hombre llamado Pedro - que era un pescador experto - le dice: "Señor si eres tu manda que vaya a ti sobre el agua", sobre el agua era imposible en medio de unas grandes olas, ni el mejor nadador creo que podría lograrlo. Pero, aunque no lo crean Pedro comenzó a caminar sobre el mar solo escuchando la voz de Jesús llamándole; sin embargo, vino el viento fuerte con más olas y todo lo que una tormenta puede provocar en medio del mar, que debe ser horrible; Pedro perdió la concentración y se acordó de la tormenta y dejo de caminar sobre el mar y se hundía en las aguas turbulentas, por cierto.
Y comenzó la lucha de sobrevivencia en sus fuerzas tratando de nadar, pero no podía y recuerda su auxilio más cercano y grita "¡Sálvame Señor!", quien inmediatamente extendió su mano y lo agarro y al salvarle la vida le dijo: "Tienes tan poca fe, ¿Por qué dudaste de mí?".
Sabes a veces Jesús nos deja avanzar solos, pero sin abandonarnos, pero luego regresa de forma inesperada; y con su amor nos llama y nos prueba en fe y nos invita a dar pasos más profundos en sus aguas, en ocasiones pedimos que nos use y nos revele nuestro propósito; pero tenemos miedo, miedo cuando el viento y las olas no azotan, cuando no podemos con la responsabilidad, cuando nuestra disciplina de oración no está firme sobre la roca, cuando un viento nos hace tambalear y perdemos el enfoque que caminamos hacia Cristo y que Él nos sostiene.
Y tú que tienes miedo, ¿A qué le temes? a la tormenta, a la enfermedad, a la quiebra financiera o le temes al juicio de Dios, que al llegar a ese momento en que se te pidan cuentas de que se te revelo esto y no lo compartiste, te pedí hacer esto y no lo hiciste; ¿Te imaginas en esa situación? ¿Por qué dudamos? porque nuestra fe es débil, pero debemos perseverar en Jesús, porque cuando el sube a nuestra barca, cuando le dejas entrar a tu vida, toda la tormenta pasa y solo reconociéndole a Él como tu Señor y Salvador y creyendo que es el Hijo de Dios tendrás vida eterna.
Termino dándote ánimos, esto no es el fin, en caso que lo estés considerando; teme a Dios y guarda tu salud, tu corazón porque de él mana la vida, pero sobre todo guarda la salud de tu alma y alimenta tu espíritu, porque con ellos trascenderás. Lee, ora, ayuna y adora a Jehová que es tu eterno socorro.
No olvides comentar, y guardar esta página para próximos estudios. Dios te bendiga.
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